- ¡Corramos! - gritas con todas tus fuerzas. "El lobo debe estar pisando mis talones" piensas, pero no te das vuelta para comprobarlo. Por fin, llegan a la cabaña y cierran la puerta:
- ¡Por un pelo! - exclama Ronald. Miras por la ventana y descubres que el lobo no salió de la cueva. Salen de la casita y ven que solo hay dos caminos: la cueva y un precipicio al frente. Al costado hay montañas. En la punta del precipicio ven un pino con una cuerda atada a el. La cuerda es lo suficientemente larga como para llegar al otro lado así que Ron la tira y la engancha en el pino del otro extremo.
- Yo iré primero - dices y te agarras con las dos manos. Cuando estás llegando al otro extremo, la cuerda se corta pero tu saltas y te salvas.
- Ahora no podré cruzar al otro lado - exclama Ron, decepcionado.
- No te preocupes - dices - Ya encontraré la forma de salvarte. Esperame aquí -
Corres hacia el lado contrario del precipicio y llegas a una pequeña aldea de cabañas. Tu primer impulso es pedir ayuda, pero se te ocurre que tienes la varita en la mano ¡Con ella puedes hacer mil y un hechizos para traer aqui a Ron! Sin embargo, el frío te está matando. Necesitas calentarte. ¿Qué decides hacer?

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